Comenzó con una conversación en 2018
Tres de nosotros estábamos en una convención de juegos indie en Palermo. Uno había lanzado un título increíble que nadie jugaba porque el modelo de pago era confuso. Otro trabajaba con un estudio que tenía millones de descargas pero perdía plata cada mes.
Ese día nos dimos cuenta de algo: la industria estaba llena de gente brillante creando experiencias memorables, pero casi nadie hablaba del lado comercial sin sonar deshonesto o agresivo. Como si monetizar bien fuera incompatible con hacer juegos respetables.
Nos propusimos cambiar eso. No desde la teoría, sino trabajando codo a codo con estudios reales que enfrentaban decisiones difíciles todos los días.